Sigue muy en forma. El cómico madrileño con más ritmo de la galaxia -y la voz más aterciopelada del país- volvió a Opera, varios años después.
Gamberro y alocado, demostrando un amplio abanico de recursos gestuales, acompañado de la voz más peculiar de la escena cómica actual, Raúl Massana, engancha al público desde el principio hasta el final.
Massana presentó un espectáculo de cinco estrellas, en el que despliega sus dotes de gran improvisador y su dominio sobre el escenario, que no duda en ampliar hasta las gradas para hacer cómplice al público.